jueves, 21 de octubre de 2010

Utopía sindical

Un amigo que de esto entiendo mucho me dijo que la libertad sindical ya no es un reclamo histórico. Resulta que, de golpe y porrazo, es una utopía.
“¿Cómo una utopía?”.
“Que es un sueño, boludo, un proyecto irrealizable”.
“Pero si los muchachos están marchando a la plaza de Mayo para eso, y para pedir justicia por el asesinado ayer”.
“Son diez gatos locos, y encima ayer les bajaron a uno. Mover gente es hacer lo que hizo Moyano los otros días en River”, me dice mi amigo que de esto entiende.
“Ché, pará un poquito la moto, el flaco este a que mataron no tiene nada que ver”, le digo con tono de, justamente, pará la moto o bajá un cambio, ¿se entiende?
Lo reiteraban los cortos informativos de las radios, la calle era un caos una vez más en la ciudad de Buenos Aires. La masa de afiliados a la CTA le reclamaban a la CGT y al gobierno de los Kirchner que den la cara por el muerto del día anterior. En eso, el ministro Aníbal Fernández escribe por Twitter: “no sean pelotudos y váyanse un poquito a la concha de su madre, la reputa madre que los re mil parió!”.
¿Y dónde está Julio López? ¿Y los muertos de Trelew? ¿Por qué tiraron ayer? ¿Dónde quedó la revolución productiva que Kirchner también nos vendió?
Mientras tanto, en la Casa Rosada, la presidenta Kirchner, otra vez con los obreros de la UOM, habló como maestra de primaria:
“Ayer vivimos un momento triste y amargo. Yo sentí amargura, y rabia también. Y lo tengo que decir porque si no, no sería sincera. Vi tantas cosas entre ayer y hoy de lo que pasó, y le dije al ministro de educación, que momento más amargo, vi jóvenes queriendo romper la puerta del ministerio de educación, la centenaria puerta del palacio Pizzurno, por supuesto; por eso quiero decirles que esto es producto de la violencia de no poder sentarse a discutir las cosas como corresponde ... Y ahora vienen a decir que por qué reprimimos o por qué pasó lo que pasó ayer, y yo les pido que piensen un poquito, porque después si reprimimos dicen que por qué reprimimos, que somos intolerantes y eso no puede ser así, por eso que se pongan de acuerdo y no le pongan el palo en la rueda a este proyecto nacional y popular, compañeros y compañeras”.
La presidente mira otro canal. No vio lo que pasó o dice cualquier cosa. Según las entrelíneas de lo dijo, para ella fueron los trotskistas los que rompieron la puerta del ministerio de educación y que por eso, y por culpa de ellos, se armó la batahola. Es decir, el que la empieza la paga. De paso, la presidente seduce a los buenos cristianos que no quieren comunismo por nada del mundo. Y ya que estamos, Cristina le guiña el ojo a Moyano diciendo, “no te preocupés negro, la culpa es de ellos, el muerto también”. Y sí, la libertad sindical es un sueño porque de eso ni se habla.     

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