domingo, 18 de marzo de 2012

Así es Cris.

Periodismo de investigación para entender cómo son las cosas.



A pesar de haber estado al mando de la avanzada por un par de años, la verdad de las cosas era que el que seguía al mando era el marido. La equidad de género y todo eso no se usaba. En la Rosada, “esa mamada no aplicaba”, reveló una fuente de los pasillos. Por eso, cuando Él murió, con todo y que iban tres años de mandato, Cristina apenas empezaba a asomar su empolvada nariz al lodazal.

Y lo hizo, aparentemente según los informes, como Dios le dio a entender. Veamos:

·         Se vistió de luto todos los días para que la gente no olvide por lo que pasó.

·         Le dijo a su hijo que se dejara de joder y se pusiera a trabajar en los negocios que dejó papá.

·         Bajó a todos los jerarcas de los primeros años K y puso a Boudou y a toda su gente en puestos de primer nivel y los niveles subsiguientes.

·         Como le iba de maravilla en las encuestas, dijo que iba por la re-re-elección que ni el mismísimo Carlos Menem pudo alcanzar.

Todo lo mencionado, por lo menos, muestra manejo del poder. Ahora, si es buen o mal manejo no está en consideración, pero los hechos muestran que Cristina por fin se hizo presidente cuando murió Él. Y sí, como toda mujer, al enviudar por fin puede hacer lo que no podía ni decir o pensar porque a su marido no le gustaba.

Para muestra un botón: agarró la alianza con la CGT de Moyano y la tiró a la basura. Para ella es mejor no tener que hablar con tanto negro, ¿cómo para qué? Además de que a su marido no le gustaba que su mujer fuese racista, la política peronista manda tener que relacionarse con los muchachos del bombo como si fueran hermanos. Pero a Cristina eso ya no le interesó. En su mandato la base son los estudiantes que van a Plaza Irlanda en lugar de ir a clases, es decir, La Cámpora.

Volviendo al punto, una fuente de cuarto nivel de un medio oficialista dijo que “cuando estaba vivo Él, Cristina no la veía ni en figurita”. Nos dijo que Él se encargaba de que su mujer no se molestara por esto de la política y pedía a sus colaboradores que no le llevaran problemas a Cristina. “Déjense de romper las pelotas y pónganse a laburar, que ella tiene que brillar, ser una reina, algo así como una Evita pero kirchnerista”, dicen que Él decía una y otra vez.

Cuando ella aparecía en la picada antes del asado de los domingos, donde además del asado se cocinaban los designios políticos del país, Él chistaba y le decía: “¿qué hacemos? Andá a hacer la ensalada, Cris, que acá cuidamos los chorizos”, y se reían todos. Por eso, al instante de haber pasado Él a mejor vida, todos los que se reían en esos asados sabían que sus días estaban contados. Y así fue.

Uno a uno, rodaron las cabezas de varios primeros mandos. En un estricto off the record un asesor presidencial que tiene miedo de perder su trabajo si se revela su nombre dijo, “acá lo que se hizo fue dejar en la calle a los corruptos de siempre y dejar que los nuevos corruptos crezcan un poco, por eso hubo que hacer una limpia”.

En base a lo anterior, se podría entender por qué el gobierno argentino se hizo el desentendido con el accidente de trenes donde murieron 51 seres humanos. También, se puede entender por qué el gobierno puede decir que todo lo que está bien lo hicieron ellos y lo que está mal lo hizo la oposición. Es decir, “a ella le chupa un ovario lo que digan los demás”, dijo otra fuente. “Cristina está probando, así que cuando digan que los trenes, ella va a hablar de YPF, y cuando vengan con la corrupción, ella va a venir con el trasbasamiento generacional; total es peronista”, concluyó. Pero ya esto es menor, lo importante es el cambio de conducción, de Él a Ella, y la frescura que se siente en el aire a pesar de lo caldeado del asunto.