sábado, 30 de octubre de 2010

Velatorio K

Moría el presidente Néstor Kirchner, llovía en Buenos Aires y la gente hablaba de lo parecido con el velorio del General Perón. Otros decía que nada que ver. Primero, comparar a Cristina con Isabelita, más que análisis es un mamarracho. Segundo, Néstor ya no era el presidente, aunque hacía de todo para parecerlo, y Perón sí era el presidente cuando se murió. Y tercero, llovía pero hacía más frío en el del General. En eso todos concordaban y las crónicas del velatorio K dieron prueba de ello. Pero nadie cubrió lo que hubiese pasado si en la Casa Rosada se hubiese armado flor de quilombo.

La cuestión hubiese sido la eterna: a ver cuál de los dos sectores que apoya al gobierno llega más cerca del escenario. En 1973, cuando Perón volvía aunque no en un avión negro, en Ezeiza se armó un bardo de aquellos porque los Montoneros, los flacos de la izquierda, y los de la CGT, los gordos de la derecha, se pelearon a ver quién era más pesado y estaba más cerca del escenario donde iba a hablar el General Perón. Nada de esto tomó lugar porque antes, hablando mal y pronto, se cagaron a tiros.

Así, el miércoles 27 de octubre de 2010 algo distinto hubiese pasado si el destino no hubiese jugado una mala pasada. Como en el 73, sólo que 37 años más tarde, los peronistas de izquierda, los jóvenes, hubiesen querido tener más peso que los peronistas de derecha, los gordos de la CGT. ¿Y qué hubiese pasado si los jóvenes militantes del movimiento nacional y popular, los mismo que a los 30 años van a tomar escuelas secundarias porque los techos se les vienen abajo y no pueden estudiar, no hubiesen sabido la definición de locura? Se hubiera armado flor de quilombo.

Según Albert Epstein, una persona loca o con síntomas de locura es la persona que, haciendo lo mismo que hizo antes, repite uan acción esperando resultados diferentes. Es decir, si al igual que ayer vas a tirar una piedra a la ventana esperando que no se rompa el vidrio, sos un tarado, estás loco. Y los pibes y los viejos, en el funeral K, fueron unos tarados. Claro, Epstein era judío, y prefirió la libertad yanqui al progreso nacional socialista de Hitler.

Así las cosas, Kirchner estaba muerto, la Argentina oficialmente de luto y Cristina vestida de negro. “Pobre señora”, decían muchas señoras de Barrio Norte. Más que un funeral parecía una de esas oportunidades históricas donde, partes de la sociedad que no se llevan bien pueden arreglar las cosas y hacerse amigos.

Los jóvenes en la plaza cantaban y cantaban, felices porque volvía la militancia, la juventud maravillosa, y porque ahora sí iban a cambiar el mundo. En otra peluquería, unas señoras decían que esto les olía mal.

“Callate, vieja chota”, le dijo el hijo de la peluquera a una que se estaba haciendo los rulos. Claro, esta era una peluquería de Liniers, y en ese barrio los modales ya pasaron de moda.

Volviendo a la Casa Rosada y la Plaza de Mayo, los pibes del kirchnerismo se empezaron a impacientar.

“¿Por qué esos hijos de puta está ahí al lado de Cristina?” se pregunta una chica del Pelegrinni.

“Tenemo’ que estar nosotro’”, dijo otro de una secundaria nocturna.

“¡Daleeeeee!”, gritó un moreno que parecía tener los ojos inyectados en sangre.

“Como lloran los chicos”, decía una abuela que estaba en la Plaza formada en la larga fila para despedir el cajón cerrado de Néstor Kirchner en la Casa Rosada. Claro, la señora veía los ojos rojos de los chicos y no podía menos que pensar eso, pero los pibes estaban haciendo un asado muy jamaiquino, por aquello de que estaban re locos.

“Ya está todo listo”, dijo el mismo de la secundaria nocturna que había hablado antes sin poder pronunciar una sola 's'. Así, los compañeros militantes de la juventud maravillosa del bicentenario dieron la orden mortal, que se manden todos para la Rosada. Algunos pensaron que iban a comer un asado jamaiquino y nada más, pero no: iban a dar un golpe de timón.

Como en el 73, los pibes que pensaban que el proyecto nacional y popular iba en serio, decidieron sacarse las dudas. En un instante, en lo que uno se tira un pedo, las vanguardias de las escuelas secundarias y terciarias entraron a la Casa Rosada a los empujones. Estaban tristes, con bronca, pero no tanto porque se moría Néstor, el líder, sino porque sindicalistas como Moyano y no ellos estaban junto a Cristina.

Por eso, a los topetazos uno se plantó en frente del cajón de Kirchner y dijo: “Se acabó, o nosotros o ellos. Decile Máximo”.

¿Cuál hubiese sido la respuesta de Cristina si todo esto hubiese pasado?




¿Máximo o Moyano? ¿Los gordos o los flacos? ¿Cuáles flacos?

   





Funeral K

“Los jóvenes, generalmente, no siguen de cerca el acontecer político, por eso el funeral de Néstor Kirchner fue histórico”, dijo uno en una radio oficialista. Y le preguntó a la audiencia, “¿qué hiciste, dónde estabas el miércoles pasado?”.

A mí me parece que, con esto del fallecimiento de Kirchner, se está haciendo un juego con la historia, demagogia barata. Yo recuerdo que cuando tenía 6 años fui, o me llevaron, pero ahí estaba, a la plaza de Mayo para apoyar al gobierno de Alfonsín; o sea, ¿eso no era seguir de cerca el acontecer político?

“¿Por qué los peronistas siempre se quieren adueñar del protagonismo en la historia popular argentina?”, le pregunto un amigo que trabaja en la prensa.

“La verdad que no tengo la más pálida idea”, me responde A. G. de Perfil que escribió la buenísima nota de Bauer, el barítono que improvisó el Ave María en el funeral K.

Es gracioso, pero mientras unos hablan de profundo dolor, pérdida irreparable, del asco que sienten por aquellos que se pusieron a festejar, otros prefirieron hablar del fanatismo oficial, de lo que se viene y, ya que estamos, dan los pésames correspondientes. Es decir, unos quieren tiempo para hacer el mito con el muerto y otros quieren pasar la página ya.

“Curioso”, le digo a Juani, “leí tu nota y me gustó mucho, pero no entiendo por qué el funeral de Kirchner es histórico”.

“Y, fue mucha gente, Winston”, me dice. “Y no eran los acarreados de siempre, también habían muchos jóvenes y gente normal y corriente”.

“Pero yo todavía soy joven y normal y corriente, y no fui”, le digo.

“Sí, pero habían muchos y el mensaje que se leía más era el de vamos Cristina; el país ahí estaba”, con todo y que Perfil no es un diario oficialista, me dice A. G.

"Qué se yo", le digo a Juani antes de terminar la conversación.

Pero sí se, aunque suene un poco raro. El tipo, Néstor, sabía que el año que viene no ganaba la elección pero ni a palos, así que, como buen animal político que era, se inmoló. Así de sencillo, Kirchner agarró y pensó, capaz que en una de esas la gente me hace mártir y así ganamos la elección. Esta es una teoría que no le compartí a Juani, a ver si tengo suerte y se la vendo a Perfil.  

miércoles, 27 de octubre de 2010

Murió Kirchner

... no te puedo creer, ¡le dio un patatú a Kirchner!... no, no vi nada, bueno que me llamás,  porque acá a la gente le chupa un huevo, como dicen, que se haya muerte Kirchner ni nos va ni nos viene... ¿qué luto, José?, si el tipo se la robó toda... ¿qué estadista?, no me jodas, mirá, la muerte no se la deseas a nadie, eso sí, y es una pena que se haya muerto, para los familiares, amigos, etc., es duro que se te vaya uno querido, así que está bien dar el pésame a Cristina, su viuda, la verdad pobre mujer, Dios la acompañe, pero dejate de joder José, el tipo no era mi amigo y la verdad que se dedicaba a meter la mano en la lata, ¿o quién te crees que va a pagar el ataúd y el entierro?... ¿que no sea grosero?... voy a abrir una champagna, ché, voy a darle continuidad a este rito anti-peronista de tantas familias, jajaja, no en serio, a mí me parece que no hay que ser cara rota y si vos lo votaste, está bien que lo llores, pero yo no lo voté, así que no sé por qué tendría que llorarlo, pero está bien, tampoco hay que hacer fiesta por esto, pero cuando se murió Hitler no veo que muchos polacos se hayan puesto tristes... ¿que no fue lo mismo?, no la verdad que no, pero el tipo era un hijo de puta también, digo, como político era muy malo y le hizo mal al país, pero bueno, también está el lado humano y que el tipo se murió joven, a los 60, eso es una pena... ¿ah, vos lo conociste?... ¿y cómo era? ¿sí tenía los ojos muy torcidos? ... jajajaja... está bien, pero el tipo no era genial ni fue el mejor de la historia... ¿un lider de la democracia? no seas boludo, Alfonsín fue otra cosa, este hace 10 años no era nadie, y en 8 hizo mierda todo, yo que sé, José... es una sorpresa, pero la posta es que se terminó la pareja política de la década en Argentina... hola... José estás ahí... ¿se cortó?... José...

martes, 26 de octubre de 2010

Amigos son los amigos

De algo que en política nadie se salva es de salir en una foto comprometedora. Si un político nunca dijo, “yo ahí no estuve” o “yo con esos nunca me junté”, es porque no es político de verdad. Un político tiene que saber mentir y hacerlo bien, o sea, mentir abierta y descaradamente con tal de quedar bien parado. Pero un político se las ve oscuras si, por ejemplo, dice, “yo no conozco a ese señor” pero no sabe que en la pantalla del televisor están pasando una foto de los susodichos abrazados. Esto le pasó a muchos, pero en estos días está resonando una muy buena de los Kirchner.
Cuando Néstor Kirchner y su mujer Cristina llegaron al poder en la Argentina, allá por el 2003, no los conocía ni el loro. Llegaron por el apoyo de Duhalde y otros gobernadores peronistas que no querían que Menem vea realidad su sueño de volver a ser presidente. Casi. Menem ganó la primera vuelta, pero se tuvo que bajar del caballo porque todos los peronistas y radicales se iban a juntar para partirle la cara a votos en el ballotage. Así, Kirchner llegó al poder sin que nadie supiese de él.
Como nadie lo conocía, la gente tampoco conocía a quiénes conocía Kirchner, menos quiénes eran sus amigos. Por eso, astuto, Néstor Kirchner empezó a armar su historia a piaccere, sin que nadie pueda decir mucho o contrariarlo.
“Desde el arranque del régimen K, el discurso anti se propagó como las cuentas bancarias en el exterior de los sindicalistas”, dice uno que conoció al fallecido pulpo adivino del mundial. “Los Kirchner y su trup eran, y son (según), anti menemistas y vende patria. Por eso, el matrimonio presidencial de los K gastó tanto dinero y tiempo repitiendo que ellos no eran como los ladrones y entreguistas de los 90. Por eso, dicen, ellos no conocen a esa gente que se decía menemista, es más, desde la recóndida provincia de Santa Cruz los Kirchner siempre los combatieron”.
“Pero el Turco dijo por ahí que sí los conoció, y muy bien”, le digo.
“No, ellos lo niegan, y dicen que el Turco es el innombrable, así que no hablan de él. Lo mismo dicen con la dictadura militar. Mirá esta foto, ¿te suena?”.
Esto me puso a pensar, sí a pensar. Si los Kirchner y su gente, como Moyano, no conocen y no se llevan con barras bravas, punteros, traficantes de influencias y aquellos mismos que son todo lo contrario a lo que dicen representar, ¿cómo sobran fotos al respecto?
“Pará, no te enrosqués la víbora”, me dice el amigo del pulpo Paul.
“Y sí, total…”, digo.
La historia la escriben los ganadores, entonces, la actualidad la escriben los bizcos. ¿Cómo que un pulpo sabía que España iba a ser campeón del mundo?    

lunes, 25 de octubre de 2010

Como en el hipódromo

Como una carrera de caballos, eso es una campaña electoral. Pero no solamente en una campaña o elección; los políticos viven todos los días como si estuviesen en una carrera de caballos. A ver quién llega primero, segundo, tercero, en dupla, etc. Por ejemplo, pensemos en la carrera del hipódromo político argentino. La elección es en un año y ya hay varios caballos corriendo, o eso dicen las encuestas y los jugadores. Algunos dicen que el mejor parado es Scioli, que las apuestas están a su favor y que el resto es puro ruido, pero la verdad, nada está dicho porque nadie quiere decir nada, excepto, claro, en estricto off the record.  
“Pino agarra parte de la gente que está re caliente con Macri porque no le alcanzó ni para tapar los baches”, dice un mediático encuestador que, por no perder su empleo, mejor pide no decir su nombre. “A Kirchner lo veo cansado, la gente siente que el ex presidente ya no los mira a los ojos, como si tuviese la mirada extraviada o algo así, pero la confianza en Kirchner va a la baja”.
“Pero hay encuestas que dicen que gana seguro”, le digo al encuestador amigo.
“Nada que ver, eso es puro chamuyo”, refrenda Pepe Encuestas. “A la que veo que igual llega es Cristina. La mina todavía está buena, y eso es importante. Fijate que la mayoría de los hombres de entre 20 y 50 años afiliados a la CGT votarían por ella. Eso quiere decir que Cristina todavía tiene levante”.
“¿Y qué me decís de la Gorda Carrió y el ala progre de la política?”, le pregunto.
“Están hechos mierda”.
“Pero la Gorda es pesada”.
“Pero no llega ni a la esquina la Gorda. A lo sumo, los radicales podrían juntarse con… no, los radicales pueden ir a la esquina pero nada más a ver si llueve”, dice categórico.
“¿Y Macri, De Narvaez, Duhalde y todos los peronsitas que no son kirchneristas?”
“Ahí está la papa. Ese es un rejunte interesante, eso dicen muchos corredores de apuestas, ¿viste? Ahora, el tema es ver si la gente va a querer votar entre Kirchner y todos estos, porque si no llegan a la segunda vuelta están al horno. Yo creo que estos van a juntar buena guita y por eso llegan. Pero a Macri que no le den más que la capital y la zona norte de la provincia porque sino van al muere, ojo”, me dice.
No sé si Pepe Encuestas sabe o no lo que dice, pero parece que el off the record sirve para saber que están todos como los indios, en pelotas, diría don Tato. Pero algo falta: el Turco Menem, ¿qué hará el Turco, se postulará otra vez como senador o decidirá hacer la gran Perón e ir por la grande en las últimas de su existencia física?

sábado, 23 de octubre de 2010

Tato en P&R

¿Viste que subieron un monólogo de Tato Bores en la sección Quotes de Política y Risa? ... Pero si vos sos judío, José! ahora no te vengás a hacer el anti-sionista, además Tato era laico, como dice Guille, igual que vos y que yo... bueno, laico, lo que se dice laico, no somos, pero ¿qué somos entoces? ... sí, no somos nada, ya sé, pero somos polvo de estrellas también... bueno, cada quien cree en su Dios, pero dejala ahí José, te dejo porque se me pasan los fideos, chau.

(Dos minutos después) ... sí José, te voy a mandar la editorial, vos quedate piola que marcha con fritas esto... no, no voy a comer fideos con papa fritas, la editorial va con fritas... ¿que querés un adelanto?, ta' bien... sí ya sé que te tengo que dejar saber de antemano lo que vamos a publicar... y, voy a hablar de Moyano... porque es un hijo de puta, por eso voy a hablar de él, José... no me vengás con que el negro está por la patria socialista y que no me meta con él... sí, el tipo es pesado... ahá... pero está con la patria sindicalista... sí, boludo, y ya cuentan un muerto encima, pero según él todo este chamuyo es porque los muchachos están nerviosos por las encuestas, ¡las encuestas, José!, mirá que podés culpar a quien quieras y con las encuestas te vas a meter, ¿qué carajo tienen que ver las encuestas con que la CGT esté tirando tiros por ahí?, ¿eh, me querés decir?... por eso te digo, José, acá se está viviendo el fin del régimen y los que están nerviosos son los Kirchner y su gente, aunque a Moyano cualquier bondi lo deja bien y si se pudre todo, éste encuentra asilo con el Cabezón... bueno, no te enojés, ché... aparte es como te dije antes, y te dejo porque a los fideos, como a las minas, si no los atendés se pegan... sí, a mí me gustan al dente, ¿sino cómo?... jajajaja, está bien José, un beso.

Dr. Winston O'Booggie
Editor Interino de Política y Risa

Leyendo Tato

Tato Bores (Mauricio Borensztein 1927-1996) fue uno de los genios del humor político argentino. Aunque los textos no eran 100 por ciento de él, el tipo puso mucho de sí para darle forma al monólogo como una manera de reírse y criticar la actualidad política y social. Lo que sigue, de Tato y Santiago Varela, es una columna publicada en el Página 12 del gordo Lanata, allá por el año 1991.

¿De quién es la culpa?
La culpa de todo la tiene el ministro de Economía dijo uno.
¡No señor! dijo el ministro de Economía mientras buscaba un mango debajo del zócalo. La culpa de todo la tienen los evasores.
¡Mentiras! dijeron los evasores mientras cobraban el 50 por ciento en negro y el otro 50 por ciento también en negro. La culpa de todo la tienen los que nos quieren matar con tanto impuesto.
¡Falso! dijeron los de la DGI mientras preparaban un nuevo impuesto al estornudo. La culpa de todo la tiene la patria contratista; ellos se llevaron toda la guita.
¡Pero, por favor...! dijo un empresario de la patria contratista mientras cobraba peaje a la entrada de las escuelas públicas. La culpa de todo la tienen los de la patria financiera.
¡Calumnias! dijo un banquero mientras depositaba a su madre a siete días.
La culpa de todo la tienen los corruptos que no tienen moral.
¡Se equivoca! dijo un corrupto mientras vendía a cien dólares un libro que se llamaba "Haga su propio curro" pero que, en realidad, sólo contenía páginas en blanco. La culpa de todo la tiene la burocracia que hace aumentar el gasto público.
¡No es cierto! dijo un empleado público mientas con una mano se rascaba el pupo y con la otra el trasero. La culpa de todo la tienen los políticos que prometen una cosa para nosotros y hacen otra para ellos.
¡Eso es pura maldad! dijo un diputado mientras preguntaba dónde quedaba el edificio del Congreso. La culpa de todo la tienen los dueños de la tierra que no nos dejaron nada.
¡Patrañas! dijo un terrateniente mientras contaba hectáreas, vacas, ovejas, peones y recordaba antiguos viajes a Francia y añoraba el placer de tirar manteca al techo. La culpa de todo la tienen los comunistas.
¡Perversos! dijeron los del politburó local mientras bajaban línea para elaborar el duelo. La culpa de todo la tiene la guerrilla trotskista.
¡Verso! dijo un guerrillero mientras armaba un coche-bomba para salvar a la humanidad. La culpa de todo la tienen los fascistas.
¡Malvados! dijo un fascista mientras quemaba una parva de libros juntamente con el librero. La culpa de todo la tienen los judíos.
¡Racistas! dijo un sionista mientras miraba torcido a un coreano del Once. La culpa de todo la tienen los curas que siempre se meten en lo que no les importa.
¡Blasfemia! dijo un obispo mientras fabricaba ojos de agujas como para que pasaran diez camellos al trote. La culpa de todo la tienen los científicos que creen en el Big Bang y no en Dios.
¡Error! dijo un científico mientras diseñaba una bomba capaz de matar más gente en menos tiempo con menos ruido y mucho más barata. La culpa de todo la tienen los padres que no educan a sus hijos.
¡Infamia! dijo un padre mientras trataba de recordar cuántos hijos tenía exactamente. La culpa de todo la tienen los ladrones que no nos dejan vivir.
¡Me ofenden! dijo un ladrón mientras arrebataba una cadenita a una jubilada y, de paso, la tiraba debajo del tren. La culpa de todo la tienen los policías que tienen el gatillo fácil y la pizza abundante.
¡Minga! dijo un policía mientras primero tiraba y después preguntaba. La culpa de todo la tiene la Justicia que permite que los delincuentes entren por una puerta y salgan por la otra.
¡Desacato! dijo un juez mientras cosía pacientemente un expediente de más de quinientas fojas que luego, a la noche, volvería a descoser.
La culpa de todo la tienen los militares que siempre se creyeron los dueños de la verdad y los salvadores de la patria.
¡Negativo! dijo un coronel mientras ordenaba a su asistente que fuera preparando buen tiempo para el fin de semana. La culpa de todo la tienen los jóvenes de pelo largo.
¡Ustedes están del coco! dijo un joven mientras pedía explicaciones de por qué para ingresar a la facultad había que saber leer y escribir. La culpa de todo la tienen los ancianos por dejarnos el país que nos dejaron.
¡Embusteros! dijo un señor mayor mientras pregonaba que para volver a las viejas buenas épocas nada mejor que una buena guerra mundial.
La culpa de todo la tienen los periodistas porque junto con la noticia aprovechan para contrabandear ideas y negocios propios.
¡Censura! dijo un periodista mientras, con los dedos cruzados, rezaba por la violación y el asesinato nuestro de cada día. La culpa de todo la tiene el imperialismo.
Thats not true! (¡Eso no es cierto!) dijo un imperialista mientras cargaba en su barco un trozo de territorio con su subsuelo, su espacio aéreo y su gente incluida. The ones to blame are the sepoy, that allowed us to take even the cat (la culpa la tienen los cipayos que nos permitieron llevarnos hasta el gato).
¡Infundios! dijo un cipayo mientras marcaba en un plano las provincias más rentables. La culpa de todo la tiene Magoya.
¡Ridículo! dijo Magoya acostumbrado a estas situaciones. La culpa de todo la tiene Montoto.
¡Cobardes! dijo Montoto que de esto también sabía un montón. La culpa de todo la tiene la gente como vos por escribir boludeces.
¡Paren la mano! dije yo mientras me protegía detrás de un buzón.
Yo sé quién tiene la culpa de todo. La culpa de todo la tiene El Otro.
¡El Otro siempre tiene la culpa!
¡Eso, eso! exclamaron todos a coro. El señor tiene razón: la culpa de todo la tiene El Otro.
Dicho lo cual, después de gritar un rato, romper algunas vidrieras y/o pagar alguna solicitada, y/o concurrir a algún programa de opinión en televisión (de acuerdo con cada estilo), nos marchamos a nuestras casas por
ser ya la hora de cenar y porque el culpable ya había sido descubierto.
Mientras nos íbamos no podíamos dejar de pensar: ¡Qué flor de guacho que resultó ser El Otro...!

viernes, 22 de octubre de 2010

¿Premoniciones?

“Increíble… Ricardito Alfonsín se quedó sin batería y tuvo que empujar la camioneta”, escribió un colgado reportero y fotógrafo en Twitter, la red social de hoy. Ni bien esto se subió a la red de redes, de seguro al instante, los comentarios de analistas, ¡jajajajaja!, analistas, periodistas, etcétera, empezaron a fluir.
“Un tipo así no puede aspirar a nada”, categóricos dijeron en el Argentino.
“Increíble sería ver a Ricardito en el sillón de Rivadavia; mirá, no llega ni a la esquina”, dijo un pensador trasnochado.
"Ricardito se quedó sin gasoil, ¿será que Morales, que viaja en avión, se va a quedar con la candidatura?", reflexionó el Topo Tenembaum.

 "De estar en la tapa de la Gente con tu padre, a estar empujando el coche... Ricardito, yo te presto si no tenés para la nafta, pero portate bien nene", comentó en la mesa la Chiqui Legrand.
 “La patota ferroviaria es culpable y Kirchner también”, dicen en Clarín.
“Yo no soy nadie para inculpar ni exculpar a nadie, esperamos que actúe la justicia”, dijo Kirchner.
“El ex presidente tiene razón”, dice un tal Barone en un programa de televisión.
“¿Y eso qué carajos tiene que ver con la boludés que le pasó a Ricardito en Chaco”?, pregunta uno gordo y barbudo.
“Chaco es de Lilíta, y Lilíta es mufa”, comenta otro que militaba en las filas intelectuales del casi extinto ARI.
De todo; pero lo más importante es el hecho, Ricardito está haciendo rosca, política a la argentina, en lugares tan recónditos como un comité de la UCR en algún barrio del Chaco. El tipo fue, habló con unos cuantos viejos y cuando se iba, se quedó sin camioneta, digo, sin batería. Claro, Ricardito no va con comitiva, guardas de seguridad o helicóptero de repuesto. Sí viaja con un chofer, que es el boludo que, en realidad, le sacó esta foto al hijo del padre de la democracia, don Raúl Alfonsín.
Resulta que Ricardito agarró y le dijo a este flaco. “¡Dale, boludo, dejá de rascarte las pelotas y sacame una foto, dale que el coche va a arrancar!”. Astuto, Ricardito aprovechó el no tener un peso para la campaña y, al mal tiempo buena cara, sacar de la manga una nota digna de Twitter.
“Para que Timermann la mire por TV”, en off the record comentan en el comité, en donde no tienen idea de qué mierda se trata eso del internet. 
 Por otro lado, dicen los opinólogos, "¿será premonición de lo que se viene en la campaña del hijo de Alfonsín?". Quién sabe. 

jueves, 21 de octubre de 2010

Utopía sindical

Un amigo que de esto entiendo mucho me dijo que la libertad sindical ya no es un reclamo histórico. Resulta que, de golpe y porrazo, es una utopía.
“¿Cómo una utopía?”.
“Que es un sueño, boludo, un proyecto irrealizable”.
“Pero si los muchachos están marchando a la plaza de Mayo para eso, y para pedir justicia por el asesinado ayer”.
“Son diez gatos locos, y encima ayer les bajaron a uno. Mover gente es hacer lo que hizo Moyano los otros días en River”, me dice mi amigo que de esto entiende.
“Ché, pará un poquito la moto, el flaco este a que mataron no tiene nada que ver”, le digo con tono de, justamente, pará la moto o bajá un cambio, ¿se entiende?
Lo reiteraban los cortos informativos de las radios, la calle era un caos una vez más en la ciudad de Buenos Aires. La masa de afiliados a la CTA le reclamaban a la CGT y al gobierno de los Kirchner que den la cara por el muerto del día anterior. En eso, el ministro Aníbal Fernández escribe por Twitter: “no sean pelotudos y váyanse un poquito a la concha de su madre, la reputa madre que los re mil parió!”.
¿Y dónde está Julio López? ¿Y los muertos de Trelew? ¿Por qué tiraron ayer? ¿Dónde quedó la revolución productiva que Kirchner también nos vendió?
Mientras tanto, en la Casa Rosada, la presidenta Kirchner, otra vez con los obreros de la UOM, habló como maestra de primaria:
“Ayer vivimos un momento triste y amargo. Yo sentí amargura, y rabia también. Y lo tengo que decir porque si no, no sería sincera. Vi tantas cosas entre ayer y hoy de lo que pasó, y le dije al ministro de educación, que momento más amargo, vi jóvenes queriendo romper la puerta del ministerio de educación, la centenaria puerta del palacio Pizzurno, por supuesto; por eso quiero decirles que esto es producto de la violencia de no poder sentarse a discutir las cosas como corresponde ... Y ahora vienen a decir que por qué reprimimos o por qué pasó lo que pasó ayer, y yo les pido que piensen un poquito, porque después si reprimimos dicen que por qué reprimimos, que somos intolerantes y eso no puede ser así, por eso que se pongan de acuerdo y no le pongan el palo en la rueda a este proyecto nacional y popular, compañeros y compañeras”.
La presidente mira otro canal. No vio lo que pasó o dice cualquier cosa. Según las entrelíneas de lo dijo, para ella fueron los trotskistas los que rompieron la puerta del ministerio de educación y que por eso, y por culpa de ellos, se armó la batahola. Es decir, el que la empieza la paga. De paso, la presidente seduce a los buenos cristianos que no quieren comunismo por nada del mundo. Y ya que estamos, Cristina le guiña el ojo a Moyano diciendo, “no te preocupés negro, la culpa es de ellos, el muerto también”. Y sí, la libertad sindical es un sueño porque de eso ni se habla.     

miércoles, 20 de octubre de 2010

Nacionalizar no es lo mismo que estatizar

... sí te lo dije, te lo dije el otro día que hablamos… no me digás que no te lo dije porque me acuerdo como si fuese hoy… no, no estoy enojado, si yo te quiero mucho José, pero estoy diciendo lo que te estoy diciendo, por eso escuchá esta: ¿viste que Cristina ya dijo que no va a estatizar los medios, sino que los va a nacionalizar?... ¿y a vos eso te parece bien?... ah, mirá vos, yo pensaba que era lo mismo… y yo no soy licenciado como vos, pero a mí me sonó a choreo... como escuchás, me sonó a los muchachos en la calle y eso está jodido, porque para nacionalizar los medios es agarrar y decirle a los muchachos, vamos a cambiar la historia y de acá no se mueve nadie hasta que no lo hagamos, entonces es agarrar y hacer un quilombo, sacarle a los canales, a sus dueños mejor dicho, los cables, las cámaras, los monitores, los estudios, los móviles, todo, va… no, esa es la posta, no es fruta, ya te lo dije antes, porque si van a nacionalizar es porque van a cambiar las cosas y cambiarlas es empezar por el dueño… ¿ah sí, a vos te parece bien?... pero lo que me estás diciendo cualquier cosa José, con todo respeto te lo digo, acá lo que tienen que hacer es meterlos presos, pero a ellos, como cuando se hicieron los inmobiliarios más exitosos del país… ¿qué tiene que ver?... pero escuchame... qué hijo de puta... ¿vos sos boludo. José?... no pará, no te enojés, te lo digo con cariño…. José… hola… ¿se cortó?... José…

Parola presidencial K

Puede sonar raro, pero hablar de televisión ya no es solamente tema de conversación en la sala de espera del dentista, también es tema en los galpones de una maquila de textiles en Mercedez.

“Que se entienda bien compañeros, nacionalizar los medios no es estatizarlos”, dijo la presidente Cristina.

“¿Pero qué tiene que ver eso con el corte de listón a la nueva máquina que llegó?”, se preguntó por lo bajo uno de los reporteros acreditados por la comitiva presidencial.

La presidenta, otra vez en tono docente, que no es lo mismo que decente, dijo que la televisión tiene la culpa de que al país le vaya como le va. Nada tiene que ver el aislamiento en las relaciones internacionales, la falta de tratados de libre comercio, la diplomacia y la colaboración internacional para la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico, no, la culpa de que en Argentina falte guita es de la televisión y de los periodistas acuartelados en las filiales porteñas de Fox News.

Y la presidente continúa diciendo: “Cuando el otro día, el viernes 15, festejábamos el 17 de octubre con todos los compañeros en River, la televisión se quejaba de que se habían cortado calles y que el tráfico era una caos. No informaban que éramos miles de personas rindiendo homenaje al mejor argentino de la historia: ¡el General Perón, compañeros y compañeras!”.

“¿Caos? ¿Quieres caos, la concha de su madre?”, en un estricto off the record dijo un allegado de la familia presidencial.

En el medio de todo esto, Cristina seguía dándole a la parola: “A mí no me van a venir a correr por izquierda o decir que estamos haciendo las cosas mal. Las cosas mal las hacen ellos, los que en los años 90 hicieron mierda al país. Nosotros estamos trabajando para la Argentina de todos, por eso el Fútbol para Todos es un hecho de este gobierno nacional y popular, compañeros y compañeras”.

“Y por eso van a hacer nacionalizar la televisión… ¿Y qué carajo tiene eso que ver con la fábrica y los despidos?”, le preguntó un empleado de la textilera a otro.

“No sé boludo, pero está bueno el chori que nos dieron”, respondió el otro.

viernes, 15 de octubre de 2010

¿Editoriales o línea editorial?

¿Que querés que escriba otro editorial? … pero si ayer hice uno, por qué no te dejás de joder… bueno, está bien, ahora te lo mando, y no que te voy a mandar fruta, sino que te lo mando, quiero decir, que te le envío en un ratito, aclaro, porque ¿viste que ahora todo mundo manda cosas por internet? … sí, mandan fruta, dicen mucho, pero yo no te voy a mandar fruta como estos que me decís, te voy a mandar la posta… pero no sé si te vaya a mandar postas todos los días; ché, ya que estamos, ¿sale todo los días esta cagada? … ¿ah, no? … bueno, mejor, y sí, a mi me gusta trabajar cuando se me antoja, y además si te escribo algo todos los días, ahí sí que voy a estar mandado fruta y no postas, como son las que yo te mando y no como las que uno puede leer en muchos otros Blogs, porque qué de cagada se escriben en internet, ¡mamita!, igual te repito, yo creo que acá lo que hay que hacer es leer de todo y de todos los güines para… pero lo que me estás diciendo es una boludés José, ¡ma’ vale que hay que leer de todo!, ¿sino qué, vas a leer Página 12 todos los días? … sí yo sé que a vos te gusta, pero en serio, Página ya no es lo que era antes, y además, la posta, tiene 12 páginas y nada más... dejate de joder, José, es una cagada… no, no, no me digás eso José... no, esperá, no te calentés... pero no te pongas así; a mí me gustaba Crítica, pero viste que les dejaron de vender papel... sí ya sé, Lanata es un gordo hijo de puta, pero fino, dale esa al gordo, por eso lo sacaron del aire, la posta, porque no van a agarrar y sacarle pantalla a un boludo cualquiera como Graña, por ejemplo... qué se yo, pero no agarran pelotudos como los de 6,7, Rocho, a esos les dan laburo, y tampoco agarran a un ignorante como Malgnatti, no, agarran a uno groso que fuma en pantalla y lo mandan a cagar... sí, igual que cuando lo rajaron de Página y Canal 2… y sí, jaja, ¿viste que no limé tanto? … pero bueno, ché, te mando eso que me pediste en un rato, dame tiempo para ver de qué carajos me pongo a escribir... sí boludo, ¿si no qué te voy a mandar, fruta?

Dr. Winston O'Booggie
Director Interino de Política y Risa

De liturgia peronista y algo más


Si hay algo que nunca falta en el circuito político de Argentina son las reminiscencias con el pasado. Es como que no alcanza con hacer una movilización que sea legítima porque sí; es fundamental que un acto político tenga una conexión con alguna movilización histórica del pasado. Sin ese toque cliché, se va todo a al carajo. Por eso, ahora que Moyano está con Cristina K en el estadio de River, “60 lucas de compañeros”, como me dijo uno que me llamó desde ahí, la gente empieza a decir que esto se parece al 45.  

“Si esto es como el 45, yo soy director técnico de la selección de fútbol”, me dice Blopa por teléfono.

“¿Qué, este acto no se parece a los del 45?”, le pregunto mientras miro por televisión la concentración de cabelleras oscuras. "Yo veo que la cancha está que explota", le digo.

“Sí, boludo”, me dice Blopa, "pero en el 45 la gente se movilizó, acá a la gente la movilizaron".

En el café donde estoy mirando el evento, la gente dice que esta mina es una hija de puta, que qué hace ahí, “no hablando como la presidenta de los argentinos, sino como una compañera más”, como la misma Cristina dijo en el acto. La gente está caliente, de eso no caben dudas; de todo se puede escuchar en un café del centro porteño atestado de gente con traje y corbata.

Y sí, mucha gente en Buenos Aires dice que el bar, el café, es su oficina. Y es verdad, si uno va por ahí dando vueltas, lo único que ve son bares llenos de gente de traje y corbata gesticulando, hablando, anotando algo en una servilleta o mirando la televisión en onda hipnotismo. Pero lo que yo hago ahí, cuando estoy trabajando y cuando gente como Blopa, el “garganta profunda del APV”, me llama para reportarme los eventos del día, es tomarme una Quilmes bien helada porque de seguro voy a tener que cubrir la noticia para el blog y eso, depende, puede ser un pain in the ass. En fin...

Volviendo al evento del día de la fecha, la presidente Cristina está en el acto de la CGT de Moyano en River. Los jubilados lo miran por TV. Moyano y Cristina no dejan de hablar del parecido que hay entre esta tribuna llena de compañeros trabajadores y la tribuna de compañeros trabajadores que colmó la Plaza de Mayo aquel 17 de octubre glorioso. "¡Compañeros!", y la tribuna se viene abajo… Los bombos del Tula ahí están, el humo de los choripanes y los Paty también; la liturgia peronista con todo, la marchita, los morochos, los colectivos escolares en la puerta de la cancha, las pancartas de la UOM PRESENTE o algunas un poco más originales y que dicen, “NO SEAN TIBIOS LA CONCHA DE SU MADRE” o “PONGAN HUEVOS CARAJO!!”. Sí, la CGT GATOPARDO también está ahí.

De todo hay en el acto, porque la idea es que se vea como si entre este y aquel acto organizado por Evita, el General y los compañeros sindicalistas, no hay diferencia. Pero cuando Menem le ganó a Cafiero en el 88 y cuando el Cabezón Duhalde cerraba campaña en el 99, en River pasó lo mismo. Así que, como me dijo Blopa, “lo de hoy no tiene un sorete que ver con el 45”.

jueves, 14 de octubre de 2010

El tachero intelectual

El evento, televisado por Crónica TV en vivo y en directo para todo el país abonado a Cable Visión, no tuvo desperdicios y causó estupor. Por motivos de espacio (en los blogs el tirano es el espacio no el tiempo), reproducimos aquí parte de la versión estenográfica (E) de la entrevista del taxista devenido en intelectual (I).

E: Entonces, ¿está en contra de que el gobierno vete el aumento, aprobado por el Congreso esta madrugada, para los jubilados?

I: ¿Pero usted me está tomando el pelo? ¡Más vale que estoy a favor!

E: Pero usted había hecho apología, no hace tanto tiempo atrás, por los derechos de los jubilados. Fue en la época de Menem y usted era de los que apoyaba los reclamos de Norma Plá. ¿Qué paso?

I: Estamos hablando del innombrable… un hijo de puta.

E: Tanto rencor… ya pasaron más de diez años de que Menem terminó su mandato.

I: El Turco fue un hijo de puta. Ahora, con lo de los jubilados, qué se yo; pero si les pagan más a los viejos chotos, no queda plata para los demás. Por eso, yo creo en la visión de estadista de la presidenta, y creo que hay que apoyarla a como dé lugar.

E: Pero usted está apoyando a un gobierno mentiroso; que le confiscó los fondos a las AFJP, o sea, la plata de los jubilados, y ahora no se las quiere repartir. ¿No es contradictorio de su parte como intelectual del sentido común?

I: Las AFJP fueron otro tema, que ahora no vengan con esa. Eso se trató de soberanía nacional, no de otra cosa. Por eso que se callen la boca los que dicen que este gobierno es un nido de ratas.

E: Nunca nadie dijo que son un nido de ratas…

I: ¿Usted qué sabe? Hay tantos periodistas del monopolio que, la verdad, dudo que usted sepa lo que se dice por ahí.

E: ¿Y usted sí?

I: Yo soy taxista, estoy en la calle 20 horas al día con la Radio 10 todo el tiempo; ¿cómo no voy a saber?

E: Pero entonces, ¿qué lectura hace usted del veto que la presidente anunció sobre la ley del aumento jubilatorio?

I: Que Cristina tiene razón. No se puede jugar con el futuro de la nación y desfinanciar a la nación. ¿Por qué cree usted que se expropió todo lo que se expropió? Si se le paga a los jubilados lo que están pidiendo, ¿quién va a pagar el Fútbol para Todos? ¿Quién le va a pagar 180 pesos a los nuevos argentinos, a los hijos de nuestros hermanos bolivianos y tucumanos? ¿Me querés decir, eh?  

E: La verdad que a mí me gusta el rugby...

I: Ah, sos fifí vos! Ya veo porque estás en contra de la presidenta; a vos te importa un carajo los jubilados, te importa que a Cristina le vaya mal.

E: No, nada que ver... Entonces, ¿a la gente pensante como usted, no le importa que el gobierno sea prepotente? Hoy, por ejemplo, la presidente le dijo "ocupa" al vice. 

I: Mirá pelotudo, la gente como vos no sabe nada. Dejame que te explique: Cobos es un ocupa porque, si fuese el vicepresidente, tendría que acompañar al gobierno y si no, se tendría que mandar a mudar, no sé si se entiende. Vos no podés ser el segundo en mando y votar no positivamente tantas veces; aflojá, ché. Acá lo que pasa es muy sensillo y la maestra Cristina tiene razón: Cobos está ocupando el puesto, así que si eso es verdad, Cobos es un ocupa. ¿O no?

E: ¿Maestra porque cuando la presidente habla parece que es maestra de primaria y está dando una clase de segundo grado?

I: No salame, maestra porque es maestra. ¿O no tiene una maestría la señora presidenta?

Leyendo Art

Art Buchwald (Estados Unidos, 1925-2007), uno de los humoristas de la política más notables de la historia contemporánea y, sin duda, uno de los 'must read'. Por eso, Quotes presenta 6 artículos de este grande del humor político.

The FBI Undercovered
[Art Buchwald; Washington Is Leaking, pp. 154-156.]

I couldn’t believe the story in the newspaper when an FBI informer revealed that he had infilterated the Ku Klux Klan with orders to sleep with the wives of Klansmen to get information and sow dissension in the Klan’s Klaverns.

But it was confirmed to me by another informer who came to my office with a paper bag over his head.

‘I’m glad it’s all out in the open,’ he said as I helped him sit down in the chair. ‘I’ve done terrible things in my time, and now I no longer have to keep it to myself.’

‘Let’s start at the beginning,’ I said. ‘You worked as a Klan informer for the FBI?’

‘That’s right. You could say I moonlighted for them.’

‘And what exactly were your duties?’

‘My orders were to sleep with the wives of Klansmen and get information and also sow dissension.’

‘You’re not the same person who testified on the Hill the other day?’

‘No, that was Gary Rowe. He worked in Alabama. My territory was Georgia, from Savannah to Stone Mountain.’

‘That’s a lot of territory to cover.’

‘You can say that again. I was really dragging at the end of a week. After about two months I asked to be transferred to the U.S. Communist Party instead.’

‘Why?’

‘It was less physical, if you know what I mean. The Commies don’t believe in marriage, so the FBI doesn’t care about us making it with their wives.’

‘I hate to pry, but how did you meet the wives of the Klansmen?’

‘Mostly at cross burnings. We’d all have our sheets on and I’d go up to one and say, ‘Hey, don’t I know you from somewhere?’

‘But if you had your sheets on, how would you know it was a woman?’

‘From the shoes. The FBI taught us to always look at the shoes at a Klan meeting. If the person with the sheet is wearing high heels, seven out of ten chances it’s a woman.’

‘So then what would you do?’

‘You’d get to talk to her, you know. You’d ask her if she’d like to have a beer after the effigy hanging.’

‘What about her husband?’

‘Well, that’s just it. Ku Klux Klan members are usually out all night, riding around threatening blacks and burning down barns, and their wives get pretty lonely. So when a guy comes up to them wearing a sheet and invites them out for a beer, they’re pretty flattered.’

‘And then what?’

‘Well, you have a few beers, and one thing leads to another, and before you know it, she’s telling you what a drag it is to be married to a member of the Ku Klux Klan because he’s always out somewhere trying to scare the hell out of somebody.’

‘I guess being a Ku Klux Klanner’s wife isn’t what it’s cracked up to be.’

‘You can say that again,’ my informant muttered through his paper bag. ‘If you knew how many of them hunger for just a little love and affection.’

‘How do you know how lonely they are?’

‘You can see it in their eyes, which incidentally is the only thing you can see when they’re in uniform.’

‘So, playing on this weakness, you were able to get information and create chaos in the Klan.’

‘They didn’t pull the wool over my eyes,’ he said proudly.

‘Let me ask you one more question. Did you ever get emotionally involved with any Klansman’s wife?’

‘Nah, when you see one Kluxer’s wife, you’ve seen ‘em all.’

*****

The FBI’s Bicentennial Exhibit
[Art Buchwald; Washington Is Leaking, pp. 156-158.]

The FBI has finally firmed up its plans as to what it will do to help celebrate the country’s Bicentennial.
Efrem Zumguard, the agent in charge of American Revolutionary Activities, told me, ‘The FBI plans to have one of the biggest exhibits of any government institution. We are going to put on display for the first time our top-secret files on George Washington, Thomas Jefferson, John Adams, Alexander Hamilton, and Francis Lightfoot Lee.’

‘I didn’t know the FBI still had those files,’ I said.

‘They were found in J. Edgar Hoover’s office. He never threw anything away. We also have a very interesting slide show on Benjamin Franklin’s sex life.’

‘Wow. I’d like to see that.’

‘There isn’t anything about the American radicals we didn’t know. We have photographs of everyone who participated in the Boston Tea Party, and one of our agents infilterated Washington’s rabble and got the names and addresses of everyone who crossed the Delaware.’

‘Then you must have known about Paul Revere?’

‘Of course, we knew about Paul Revere. Our agents bugged his horse, and when he rode from Lexington to Concord, we got tapes of him shouting, ‘The British are coming’. We also had the Old North Church under surveillance for months. When the signal flashed from the belfry, Hoover knew about it in forty-eight hours.’

‘You people were really on the ball.’

‘We’re going to devote one whole wall to Thomas Paine. He was the worst agitator this country has ever known. Hoover was on to him from the start. We have the original copy of Common Sense, the most subversive document that was printed in the last two hundred years.’

‘More subversive than the Declaration of Independence?’

‘Maybe it would be a toss-up. We’re going to have a room set aside for the Declaration of Independence, which, incidentally, Hoover considered his greatest case. He knew everything that was going on in Philadelphia. The files on the Second Continental Congress would make your hair stand on end. Did you know Jefferson wore a wig and high-heel shoes when he wrote the Declaration?’

‘No, I didn’t.’

‘Hoover did. That’s why Jefferson couldn’t fire him.’

‘You heard about Betsy Ross and Lewis Morris?’

‘Not the Lewis Morris of New York?’ I whistled.

‘Hoover had pictures of them.

‘Before or after she made the flag?’

‘During.’

‘What about Lafayette?’

‘He had an illegitimate child by John Paul Jones’ wife. King George the Third really chuckled when he read that one.’

‘I guess there was no one in the government Hoover didn’t know about.’

‘Do you know the first letter ever sent by the Continental Post Office? We opened it. It was from Jane Fonda’s great-great-great-grandmother to Nathan Hale.’

‘I knew Hoover was diligent, but he seemed to have a sixth sense about things. No wonder everyone in the Thirteen Colonies was afraid of him.’

‘Now do you want to hear of the piece de resistance of our exhibit?’
‘Of course.’
Zumguard said, ‘Remember the famous painting of ‘The Spirit of ‘76’? Hoover had the original in his files. Do you recall the boy on the left playing the drums?’

‘Yes’

‘He was an FBI undercover agent. That’s how we managed to convict the other two.’

*****

We Have a File on You
[Art Buchwald; Washington Is Leaking, pp. 158-160.]

Several years ago I predicted that there were so many computers in operation in the United States that there would soon be a data famine in the country. I said that, unless new methods were developed to produce data, computer people would soon be fighting each other and possibly resorting to violence to get enough information to satisfy the appetites of their machines.

Unfortunately, I predicted this data war would start in 1984. Little did I realize it had already begun.

Everyone holds the FBI, the IRS, the CIA, local law enforcement agencies, as well as credit companies, responsible for invading the privacy of American citizens. But these organizations are not to blame. The responsibility rests with the computers which they have bought or leased that have to be fed constantly to justify their existence.

Let us take the FBI, for example. They purchased their computers to keep track of criminals and subversives in the United States. In no time the computers had absorbed the name and description of every racketeer, car thief, bomb thrower, and cattle rustler in the country.

Every scrap of information had been thrown in, but the computers kept demanding more. Frantic FBI officials sent out telect messages to their field offices: URGENT – SEND US EVERYTHING YOU HAVE IN YOUR FILES. COMPUTERS ARE DESPERATE FOR NEW DATA. NO MATTER HOW INCONSEQUENTIAL OR NONVERIFIABLE WE WILL TAKE IT. DIRECTOR INSISTS EACH FIELD OFFICE RESPONSIBLE FOR ONE TON OF RAW DATA PER WEEK. IF YOU FAIL TO MEET QUOTA YOU WILL BE SENT TO BILLINGS, MONT.

The FBI field offices tried to obey. All waste paper was sent to Washington. Agents broke into local police station offices to steal their files; foreign embassies were rifled; union records were filched. But still, many of the G-men could not make their quota. So they started sending in information on citizens who had nothing to do with crime or subversion. Some field agents sent in entire telephone books from their areas; others made reports on members of the American Legion, the Elks, the Shriners, and the Daughters of the American Revolution. A few agents were so hard pressed they mailed in raw files on their own wives and children.

But the FBI computers kept chewing up the information at a faster rate than anyone in the bureau could produce it. There was talk of putting the computers on a six-hour day and operating them only four days a week. But when the computers heard about this (an agent had fed the suggestion into a computer to find out if it was feasible), red lights started to flash all over the computer center, and a readout indicated that if their work time was cut, every FBI machine would self-destruct in protest.
It was then decided the only way to assure a sufficient supply of data was to keep files on everybody, from college students to people on Social Security. Experts figured that if the FBI could get enough data on them, they could keep the computers busy until 1976. That is the only reason the FBI has your name on their list right now.

The CIA faced the same crisis as the FBI did, but it had a problem because by law the CIA is not supposed to keep files on American citizens.
After twenty-five years the CIA had tons of information on every country in the world, and although it occasionally was able to come up with fresh data, it was not enough to satisfy the voracious appetites of their machines, which incidentally were much larger than those of the FBI.
Several years ago the CIA had no choice but to start feeding information on Americans. When Congress found out about this, the CIA had to suspend this operation, which left them in a pickle. Their computers were becoming restless and surly, and their printouts indicated there could be an in-house revolt.

So last month the CIA chiefs realized they had no choice. In order to get enough data for their computers for the next three years, they decided to do a psychological profile on every man, woman, and child in the People’s Republic of Red China.

*****

The Secret Factory
[Art Buchwald; Washington Is Leaking, pp. 283-286.]

Probably the biggest business in Washington is the manufacturing of secrets. In the past twenty years the demand for secrets has increased tenfold, and because the government cannot keep up with it, all federal agencies are now subcontracting their orders for secrets to private industry.

I visited one of these secret manufacturing factories the other day. It is called Hush Hush Limited and is located in a suburb outside Washington DC.
Arnold Zankel, one of the founders of the company, was my escort.

‘We’re going twenty-four hours a day,’ he said proudly.

‘Everyone in the government is desperate for secrets, and they all need them immediately.’

‘I thought the CIA hearings and the disclosures about the FBI and the Watergate scandal would have hurt your business.’

‘Au contraire,’ said Zankel. ‘As soon as a secret is revealed to the public, the agency involved orders a new one to replace it. The demand for full disclosure of what the government is up to has made every government department search for more sophisticated secrets that can’t be discovered.’

Zankel took me into a large room which was completely automated. There were machines typing up documents and other machines stamping them ‘Confidential.’

‘This is our bread and butter business,’ he explained.

‘We supply eighty percent of all the confidential papers used by the federal government.’

‘How do they order them?’

‘By the ton. We might get a call from HEW or HUD and they’ll say we need three tons of confidential papers for the week.’

‘Don’t they specify what kind they want?’

‘No, confidential papers do not have a high rating in the government, but it does make the department look good to have them in their files. So nobody really cares what’s on them. We just program our electric typewriters to type up anything that looks official, then we stamp them ‘Confidential’, bale them in hundred-pound packages, send them over by truck, and throw them on the steps of the agency every morning.’

We came to some swinging doors. ‘This is something that might interest you,’ Zankel said. The large, airy room had three long tables at which were seated men and women in white smocks. They were working on binding volumes of mimeographed papers.

‘What are they doing?’

‘They’re binding secrets to be subpoenaed. These are secrets that can be given to congressional committees.’

I looked perplexed.

Zankel explained, ‘Congress is demanding more and more secrets from the executive branch of the government. So we are manufacturing secrets expecially tailored to satisfy congressional subpoenas. For example, these chips have been ordered by the Federal Reserve Board and have to do with the private affairs of banks. When Congress demands to see the secret papers in the Fed’s files, the Federal Reserve Bank will send these over. Obviously, they’re so complicated that no one can understand them. But since they have a lot of bulk to them, the committees are usually satisfied. The people over there are working on energy secrets, and down there they are dealing with agricultural exports. Our job is to see that no one make head or tail out of them.’

Before we went into the next room, Zankel made me put on rubber boots. We entered a hall with three inches of water on the floor.

‘This is probably our most difficult work. We have to make secrets here than can be leaked.’

‘You have government orders for secrets that leak?’ I asked in surprise.

‘It’s one of our biggest items. High government officials are constantly leaking secrets to the press and pretending surprise that the secret got out. We’ve developed a container which can hold a secret in a solid state until the word goes out it should be leaked. Then, by just twisting this tab, the secret becomes soluble and leaks all over town.’

‘Fantastic,’ I said.

‘It’s our biggest item. Between Henry Kissinger, Pat Moynihan, and the congressional committee investigating the CIA, we can’t keep them in stock.’

*****

Photo IDs for All
[Art Buchwald, International Herald Tribune, Dec. 5, 2001]

Washington – One of the things I’ve noticed in Washington lately is that more and more people are wearing photo identity tags around their necks.
It’s a security thing and Nick Glover, a federal marshal, thinks it’s good.
‘I like to know who everybody is,’ he said. ‘An ID card is the best way to do it. In Washington, people now first look at your chest, and then your face, to see if they match up.’

He said, ‘I hope the whole country is forced to wear identification. It will not only make it easier to find terrorists, but also make it much easier to know who the person in line in front of you in the cafetaria is. People have worked with each other in offices for years and never knew who the person in the next cubicle is.

‘Photo IDs are now paying off in the family. I know a couple named Owens who have six children and 10 grandchildren. It was a mess until old man Owens made every family member wear a tag. Now he has no problem figuring out every grandchild’s name.

‘Before the crisis, the people you saw wearing tags and smoking on the sidewalk were mostly government workers. But now almost everyone in Washington is wearing a tag. You must wear one if you work in a department store, a school and even a CIA safe house in Virginia, where defectors now will know each other’s real names.’

I asked Glover, ‘Suppose you don’t drive? How do you get into the airport?’
‘You have to apply for a ‘nondriver’ license, which you must carry at all times to prove that you exist. It’s very hard in this country to accept the fact that someone doesn’t drive. It immediately goes into your profile and gives authorities the right to strip-search you at any time.’

‘What do you need as proof that you don’t drive?’

‘A birth certificate, a Social Security Card and a passport that has not expired. And it will help if you have two letters from members of your family testifying that though you’re not a terrorist, you look like one when you get behind the wheel of a vehicle.’

‘Why can’t a person who is up to no good present a fake birth certificate or passport?’ I asked.

‘Attorney General John Ashcroft would never let it happen.’

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Now There’s Hell to Pay
[Art Buchwald, International Herald Tribune, April 4, 2002]

‘What’s going on?’ I asked the man in a white collar after I read in the paper about trouble in the church.

He said, ‘The Devil made me do it.’

I was a smoking gun, so I decided to go visit the Devil, aka Satan, and check it out.

I found him in Hades, making junk calls to Earth.

‘I knew you were evil, but I never believed you would stoop so low as to make junk calls.’

He chortled and said, ‘The Devil does a lot of things that no one knows about.’

‘Can we talk?’ I asked. ‘They say you made some priests in the church do some really terrible things.’

He had a triumphant look on his face.

‘This will teach the angels in Heaven a lesson.’

‘But why attempt to destroy so many fine men?’

‘It was a quiet day, so I thought I would cause some mischief.’

‘That’s not enough reason. Do you realize you’ve cost the church millions of dollars in hush money?’

‘They should have thought of that when they made a pact with me,’ Satan said.

‘You made a pact with the priests?’

‘Only those who were tempted in the first place. They were heading straight to Hell anyway.’

‘What if the church decides to let priest marry? Would you try to stop that?’

‘No, because the Devil can break up any marriage he wants. I’ve done it before and I’ll do it again.’

‘You have no pity.’

‘Why should I? I am the king of the underworld. Anyone who messes with me better fasten his seat belt.’

‘What’s in it for you?’

‘All I’m trying to do is raise hell. If I can’t who can?’

‘Are you sure you are not picking on innocent clergymen?’

‘I only pick on one when I’m sure the church is paying off a young man for something the priest did, and then the bishop moves him to another parish.
I know I haven’t made a mistake.’

‘I hope you get caught and punished for all your sins.’

‘They wouldn’t dare.’

‘Can they exorcise you from those people in trouble?’
The Devil laughed.

‘They keep trying all the time, with little success. I am the Prince of Darkness, and the root of all evil. That is why I’m giving Rome such a bad time.’

‘I better go,’ I said. ‘It’s getting too hot down here.’
He said, ‘I hope you write about me. I need all the publicity I can get.’

*****

Cosa de locos

Levantar o no el plantón, ahí está la cuestión. Hoy, ayer y siempre, cuando de manifestaciones políticas se trata, el quid de la negociación es si los muchachos levantan o no el plantón. Antes le decían paro, paro general de actividades, pero ahora le dicen plantón. Qué le va hacer, cosas del idioma castellano y del arte del habla.

Resulta que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner se alborotó porque la oposición, en la que se encuentra el vicepresidente, o sea, el segundo de la presidente Cristina, la corrió por izquierda. ¿Qué cosa más provocativa que querer correr por izquierda a un gobierno nacional y popular? Nada. Por eso las cosas alrededor del incremento del 82 por ciento móvil a las jubilaciones, aprobado por el Congreso ahora con mayoría opositora, levantaron los calores de todos. Sí, la oposición aprobó el aumento que, según el gobierno, va a ser el responsable de la quiebra de las arcas del Estado.

“En otras épocas” le dije a un amigo, “los responsables de cuidar la moneda solían ser los conservas y los zurdos los irresponsables”.

“Pero como todo cambia”, me respondió, “los responsables de antes son los irresponsables de ahora y los irresponsables de antes son la gente sensata de ahora”.

Cosa de locos.

Pasa que si en política las cosas fuesen llamadas por su nombre, lo que el colega tendría que haber dicho es que, como en los 8 años que llevan los Kirchner se robó como nunca antes en la historia (bueno, mejor digamos que se robó como siempre en la historia de los gobiernos), ahora la plata no alcanza para todos. Por eso, si se le aumenta a los jubilados no hay para pagarles a los maestros. Así está la cosa.

Pero bueno, volvamos al evento.

“Después, viejo, no digan que no les avisé”, levantando el tono dijo un jubilado que si su dentadura fuese una ventana, sería una ventana sin persianas. “Si se aprueba el aumento para nosotros, los pibes se quedan sin maestros”, agregó.

“Ma’ callate la boca, viejo loco”, le gritó uno de los que estaba revolviendo la olla popular, que en este caso era parrilla, que los jubilados en huelga de hambre estaban compartiendo con los ojos y la nariz.

Cabe aclarar que la huelga hambre, para el caso de los jubilados, sí o sí, se tiene que hacer con una comilona de aquéllas. Si en una manifestación no se hace algo estrambótico no es llamativa y, por lo tanto, no sirve para nada. Entonces, como los jubilados, literalmente, se mueren de hambre, o sea, no comen nada todos los días, para llamar la atención, los viejos tienen que comer.

Claro que esto es peligroso y por eso en esta ocasión había una escuadrilla de ambulancias del SAME a disposición en la esquina. “No vaya a ser que se atragante una vieja cuando se esté tragando un pedazo de bife”, me dijo uno de los enfermeros que estaba ahí.

Pero bueno, la nota la dio uno de los jubilados de la extinta línea de colectivos 162. Cuando este viejo raquítico escuchó lo que dijo el otro acerca de que el país se va a quedar sin plata para pagarles a los maestros, decidió hacer lo que cualquier manifestante digno de sí tendría que hacer: inmolarse. Agarró un chinchulín y una molleja que estaban listas sobre la parrilla y se las puso frente a su boca.

“Si no hacemos presión todos juntos, si vamos a volver a las divisiones de siempre, mejor yo me las tomo”, dijo este vehemente ex chofer de la línea que terminaba en Chacarita.

“¡No, pará ché!”, le gritó más de uno. “¿Qué hacés, no ves que si te inmolás ganan ellos? Este es un salamín con queso o un casca rabia; vos quedate tranquilo que yo te sirvo un pedazo de costillita”, le dijo uno de los jubilados más solidarios, que de seguro en sus años supo ser anarquista.

Así las cosas, cuando todos estaban por empezar a comer, la oposición aprobó el incremento de las jubilaciones. El grupito de jubilados contreras se pusieron felices: los otros no iban a comer porque ya se habían cumplido su demanda y, por eso, tenían que levantar el plantón.

Pero en eso, uno de los jubilados de la sub 90 dijo: “¡La presidenta dijo que va a vetar la ley!”

Felices, los viejos volvieron su mirada a las tablas de madera y al cordero que se estaba terminando de asar. Al fin y al cabo, ellos querían el aumento para comer, no para otra cosa. Por eso, como le dije a uno que me escuchaba,  "que bueno que la presidenta amenazó con el veto. Viva Cristina. Viva Norma Plá y viva el veto".

“Beto, te llaman”…

Política y Risa

Comenzamos... como dice Cacho Castaña en su más última producción discográfica, "más atorrante que nunca". En Política y Risa hay que ser atorrante para trabajar; así que, bueno, acá no hay mucho más que puro atorrante laburando, de la mano del irlandés Winston O'Booggie, Dr. para los amigos, y por eso acá la idea es reírse de la política, porque mejor que llorar es reír.
Salud!