lunes, 29 de noviembre de 2010

¿Y el mes especial por la (R)evolución?

… no perate Peso, nomás una copita… de a de veras mano, una y ya… nooo, no la chingues Peso, jajaja… es que además estos cuates son rete bárbaros y no se quieren ir hasta que no quede nada… de la chamba te digo, ¿qué te crees?… ah no pues sí, es que noviembre pasó volando, pero al caso que la revolución no duró sólo ese mes, güey, así que no hay pedo y podemos seguir con el tema si se nos pega la gana, ya ves que cuando a uno se le hincha un huevo rajarse un pedo, ora sí que no pedo y te lo rajas, pos lo mismo, así que en esas andamos y no te agüites mano… neta, pues ahí hay dos que tres buenas sobre Pancho Villa y, pus, de los hermanos Serdán… no sí, ya sé, güey, nos van a mandar a la chingada si no le metemos onda al pedo, pero aguántala que oritita mero se está armando una columna bien chida, una historia del Rock y más cosas que ahorita no sé bien qué onda, ¿sale?... Peso… güey, ¿estás ahí?... bueno, Peso…   

sábado, 20 de noviembre de 2010

Las cartas entre Villa y Zapata

Fue en Nuevo México, Estados Unidos, donde en 1975 un historiador descubrió buena parte de la correspondencia escrita entre Villa y Zapata. Pero es recién ahora, con motivo del centenario de la revolución, que en México por fin aparece parte de esa correspondencia.
“Es un libro a todo dar”, calificaron varios críticos de libros, “porque nos deja saber un poco más sobre la revolución y sobre los dos personajes más queridos por el pueblo mexicano”.
El autor del libro, Armando Ruíz Aguilar, dice que es la primera vez que aparece material como el que él presenta en la feria del libro de Guadalajara. El autor se jacta de que el suyo no es el típico libro que trata el tema de siempre: “de si a Pancho Villa le gustaba la nieve de fresa y a Zapata el pipián poblano”, dice el autor. Nosotros los ignorantes que hacemos la guerra es un libro distinto. Pero lo publicado en el libro, aunque es muchísimo material, no trae la correspondencia que el investigador americano no vendió; ¿o acaso creen que el gringo iba a vender todo, es decir, quemar todos sus cartuchos de una vez?
Lo que se publicó, la correspondencia que aporta nuevo material para la interpretación de la revolución, es mucho. Quizá lo más interesante es lo que fue anotado por Pancho Villa en un papel de estraza. Es poco y dice así:
"Hemos decidido no quemar un cartucho más con los mexicanos y prepararnos y organizarnos debidamente para atacar a los americanos en sus propias madrigueras".
Revelador, sin duda. "En realidad", dice el autor sobre esa cara en particular, "Zapata nunca la respondió".

“That’s what he thinks”, nos reveló en un estricto off the record el sobrino no reconocido del historiador oriundo de Columbus, NM, que encontró la correspondencia pero no la vende toda.
“Zapata did answer, but Villa ignored what the leader of the revolutionary forces of the south told him in that letter”, cuenta el sobrino, que, obviamente, también es gringo. “There are also letters in which Pacho Villa reveals to Zapata some secrets that no one knew about his plans; for instance, there is this rumor around the invasion to US soil that scholars always forget, you know; that Pancho Villa told to Zapata that, since he had no proper response to the letter now published, he would have to think that Zapata was as lazy as any other southerner and, therefore, he would have to move on without Zapata's men”.
Así es, entre las muchas cartas que no se publicaron y que todavía no se venden, están las cartas en donde Villa le dice a Zapata que él cree que hay que olvidarse de las internas y atacar los Estados Unidos, "so the divided armies that, at the time, co-existed in Mexico could smoke the pipes of peace for once and come together", dice el sobrino del tipo que tiene buena parte de las cartas todavía sin vender.

Entre esa correspondencia que el libro de Ruíz Aguilar no tiene, está la que hace referencia a la invasión a los Estados Unidos pero de una forma ampliada. Es una correspondencia inédita entre Villa y Zapata y va así:

"Mi querido Panchito: nosotros no vamos a pelearnos con los gringos, ya que a fin de cuentas son los que nos venden las armas a precio amigo. Por eso, ten cuidado con lo que haces y piénsalo bien, porque si te lanzas, lo haces solo. EZ".
"Pos de que lo pienso y lo pienso, y por si sí o por si no, a mí no me quedan dudas que eres medio puñal, pinche Emiliano. A la raza no se la abandona, y ni a tu servidor y a su raza le gusta que tú no quieras mover los refuerzos pal norte porque no sé que transa tú con los gringos. No mi amigo, eso no se hace… Así que voy a hacer como que no leí lo que me mandas en esta carta, al caso que no aprendí a leer para tener que aguantarme tanta pendejada junta como la que escribes cabrón. Con afecto, Pancho".
Las cartas son reveladoras y, aunque el nuevo libro seguramente está como dicen las críticas de la feria del libro de Guadalajara, queda mucho material sin publicar. En Política & Risa, próximamente, más de este material inédito.  

viernes, 19 de noviembre de 2010

La historia detrás de la historia de Pancho y el pisto

El otro día hablaba con el maestro Güicho sobre esas cosas que lo relacionan a uno con la historia de la revolución. Le contaba cuando Pepe, en los tiempos de La Catarina paulista, me censuró el artículo donde yo decía que Pancho Villa no animaba a su tropa a punta de chicotazos, sino que a pico de mezcalazos. Y así fue la historia, el maestro me dijo que no, que la nota no salía, porque si iba a escribir sobre la Revolución, con 'erre mayúscula', mejor que lo hiciese documentando lo que decía.

"Oye, no chico, pues eso no te lo publico", me dijo, casi ofendido, Pepe. "Aparte Pancho Villa era abstemio", y me vetó la columna de investigación apócrifa.

Pepe, cubano cincuentón, exiliado en los Estados Unidos, después en México y después vuelta para Estados Unidos, es un buen tipo, platicador y muy leído. Es maestro en literatura y escritor. Ha sacado notas en El País de España y muchos otros medios locales, nacionales e internacionales. Entre novelas, narraciones, poemas y crítica, su mero mole es pegarle a Fidel y lo hace bien.

Pero yo siempre pensé que más que maestro, Pepe era infiltrado de la CIA o agente de inteligencia en la interminable lucha contra el comunismo. No lo culpo ni culpo las tareas de la CIA; “yo tampoco quiero revoluciones, prefiero las evoluciones”, una vez le dije a uno de los que Pepe también editaba. La verdad es que Pepe, cuando Pablo Rico fugó porque el barco en Cholula se hundía, entró a suplir al hijo de los dueños de los Medias Blancas.

Así las cosas, Pepe espiaba o eso parecía hacer para muchos. Por eso, algún chiapaneco alguna vez me dijo, "lo pusieron en el periódico, y aguas que hay un micrófono en esta oficina, para hacer lo mismo que los párrocos hacían en los viejos cines de pueblo". Pero en fin, el tipo es un grande y esta columna no va por ese lado.

“¿Cómo que te censuró el artículo?”, me preguntó Güicho.

“Sí, me dijo que Pancho Villa no bebía y que, al escribir eso, le estaba faltando el respeto a la historia, al estatus del periódico y a todo el pueblo mexicano”.

“¿Y qué hiciste?”.

“Rehice la columna y escribí un diálogo apócrifo de la moneda de Kennedy hablando sobre los 13 días”, le dije al estimado maestro Güicho.

El artículo original nunca se publicó y, la verdad, me quedé bien picado de que no se publicara por aquello de que Pancho Villa era abstemio. No podía ser. Una vez lo vimos bien briago, Peso y yo, también briagos, en una de las fotos que le tomaron sentado en el sillón presidencial, junto a Zapata. Así que estaba seguro de que Pancho, como nosotros, también le pegaba al hígado.

“Entonces”, como le conté a Güicho, “en la embajada de Argentina, poco tiempo después de lo del artículo, hicieron una conferencia sobre el Che Guevara en la que hablaba Paco Taibo II. Fui porque estaba organizando un ciclo de cine argentino y en la embajada me iban a ayudar, y además porque el tema era interesante”.

También había un fotógrafo que, en 1966, fue a la Habana a sacarle unas fotos al Che. Pero Paco Taibo estuvo fenomenal, y al terminar la conferencia, en el brindis y con copa en mano, lo encaré para hacerle la pregunta que tenía que hacerle: ¿Pancho Villa era briago o abstemio?

“Villa era abstemio”, para mi pesar, me dijo el famoso historiador. “Pero cuando lo corrieron del comando de la División del Norte, en la época de Carranza, Pancho se deprimió bastante y empezó a entrarle duro a la bebida”, Taibo completó.

“Imagínate que me quedé bastante satisfecho con esa respuesta”, le dije a Güicho, “porque al final, ¿quién tenía razón, Pepe o tu servidor?”.

Nos reímos, pero la historia de Pancho, la fuente de Paco y el testimonio ahí están. Es decir, llegó un momento en la vida de Pancho Villa en la que, además de entrarle a la mota, empezó a entrarle al pisto, “más que nada mezcal y agua ardiente”, como me dijo Paco en aquel brindis tan esclarecedor. Y la historia de Pancho por Paco no miente, por más pacheca que parezca. 


"Está bien pedo ese güey", me dijo el Peso cuando vio la foto.

Dr. Winston O'Booggie
Editor interino P&R

jueves, 18 de noviembre de 2010

Centenario de la (R)evolución: La casa de los Serdán

La revolución mexicana no empezó el 20 de noviembre de 1910: arrancó el 18 en Puebla. Sí, esa es la nueva tesis de los opinólogos mexicanos. Bueno, más bien eso dicen los poblanos, pero no importa, la bolita está de su lado y ahora que la vengan a devolver. Obviamente, los académicos se opusieron a esta tesis, pero no importó porque, ¿quién sabe más de historia? Pues claro, los opinólogos. Y para dejarlo en claro, hicieron un simposio para hablar del centenario de la revolución.   
“Fueron los hermanos Serdán los que empezaron el revoltón que terminó siendo la revolución, exactamente hace 100 años”, reveló uno de estos opinólogos tan afamados en el mainstream de la academia mediática.
Con tantas cosas que se hablan hoy día sobre la revolución, esto puede sonar algo raro, pero todavía no está todo dicho sobre aquella gesta. Por eso, aunque muchos andaban diciendo que el hecho más importe descubierto a 100 años de la revolución es que Pancho Villa se fumaba ocho toques en la mañana, la tesis histórica de los hermanos Serdán es la que se llevó el premio a la controversia histórica. ¿Cómo que los hermanos Serdán empezaron la revolución antes que Madero?
Dos días antes del bombazo de Madero, madrugándose a todos los demás, Carmen, Aquiles y Máximo, es decir, los hermanos Serdán, detonaron el levantamiento armado en la ciudad de Puebla. "Cuál San Luís: la revolución tiene su somier en Puebla capital", fue el título de la presentación que hizo uno de los opinólogos. 

El antirreeleccionismo era importante en todo el país, claro, era el movimiento que traía a Panchito Madero como líder y principal financista. Pero en Puebla los hermanos Serdán eran los meros-meros y lo quería dejar en claro. Parece ser que, en el fondo, los Serdán, sobre todo Aquiles y Carmen, le tenían un poquito de envidia a Madero y por eso querían desencadenar la revolución antes que él. Pero la verdad, "el levantamiento del 18 fue más fortuito que otra cosa", fue una idea de las tantas vertidas en este simposio tan peculiar. "Y que Puebla fue la cuna de la revolución", me recordó el corrector de estilo de otro Blog amigo.
Entonces, allí en la casa que estaba, bueno que está y es museo, en la calle de Santa Clara número 6, se fraguó un levantamiento armando, "ora sí que de vanguardia". “Tenían fuscas, balas y gente dispuesta a morir por la revolución”, dijo uno de los opinólogos.
“Pues sí eran pocos, pero traían sed de gloria”, dijo otro disque especialista en la conferencia. Y agregó sin pelos en la lengua: “pero la hermana olvidada de los hermanos Serdán, Natalia, estaba rete celosa de que la gente dijese que esa era la casa de Aquiles”.
Parece que allí reside una de las causas del levantamiento anticipado de la revolución y de que los federales supiesen qué estaba pasando en esa casa ahora tan famosa. Y es que la casa de los hermanos Serdán, en realidad, era la casa que el esposo de Natalia, "la hermana mocha de los Serdán", había comprado cuando se arregló el casamiento entre los dos. El esposo de Natalia era un tipo cincuentón que, en su tercer o cuarto aire, había comprado el amor de Natalia y la casona de dos pisos que estaba junto al convento de las Clarisas.
“Natalia estaba que se la llevaba la chingada, lo sabemos por los testimonios de una nieta de una de las señoras que limpiaban las casa. Así fue que, la mañana del 14, Natalia se levantó y dijo, 'yastuvo', y fue al ayuntamiento, a dos calles de su casa, para denunciar todo el movimiento underground terrorista de sus hermanos”, dijo una de las opinólogas.  
Claro, imagínense que para Natalia, que era porfirista, tener que aguantar que Madero haga el mitin antirreeleccionista de Puebla en su casa, porque según todo mundo esa era la casa de Aquiles, era lo peor que le podía pasar. Por eso, la mañana del 18, cuando todavía faltaban dos días para el levantamiento revolucionario de los Serdán y su banda, un comando militar del gobierno llegó a la puerta de la casa de los Serdán y, sin tocar la puerta, empezaron a los tiros.
“Ni los hermanos Serdán ni los diez que estaban ahí adentro preparándose para, dos días después, empezar la revolución en Puebla, se esperaban la emboscada. Así que figúrense, el golpe fue devastador para estos guerrilleros embrionarios”, dijo otro de los opinólogo, que no descartó tener en cuenta la valentía de los Serdán.
Carmen fue la líder, porque cuando empezaron los tiros, con toda la furia, ella agarró el fusil y corrió a las escaleras para salir al balcón, "primero que nadie". Así, con sus hermanos por detrás, Carmen salió al balcón central de la casa y gritó “¡órale mexicanos, a chingar a su madre y a pelear por el antirreeleccionismo!”, dicen que arengó Carmen a los vecinos curiosos. “Ahí le dieron un tiro en el hombro y su carnal la jaló para adentro de la casa”, reveló uno de estos eruditos congregados en el simposio que tuve el agrado de asistir.
El tiroteo duró horas. Los militares, que eran varios destacamentos que venían marchando de los Fuertes, estaban entrenados, armados con todo, mientras que la banda que estaban resistiendo en la casa de los hermanos Serdán era justamente eso, una banda.

"Para la medianoche, en la azotea de la casa que en realidad era de Natalia y no de Aquiles, como luego-luego dicen que la gente del centro decía, los militares rompieron la puerta y se metieron a la casa" aseguró una opinóloga que casi siempre escribe con los pies.

"A los que no mataron, como a Carmen y, qué raro, Natalia, los arrestaron y los metieron presos. Pero no encontraron a Aquiles, que estaba escondido en un piso falso de la planta alta de la casa. No importó lo chingón del escondite, porque lo encontraron dos días después y lo mataron de un tiro en la pelona, justo cuando en San Luís y otros lugares del país la gente pensaba que estaban empezando la revolución", abundó otro opinólogo sobre los sucesos del 18 de noviembre de hace cien años.
En fin, el tema ahí está. La revolución empezó hace cien años un día como hoy, no pasado mañana. Hay quienes dicen que es para alargar el puente, pero nada de eso se confirmó en este simposio.


sábado, 13 de noviembre de 2010

Pensando en el centenario de la (R)evolución

... ¿neta quieres que ahorita me ponga a hacer la columna para el centenario de la revolución?, no mames güey, estoy rete crudo cabrón y si me pongo a darle a eso orita, no va a quedar muy chido... ¿ah, no importa?, bueno, deja ver qué chingados hago pero va, me late pinche Peso, pero luego no seas mamón güey, ora resulta que crudo y todo, después de meternos un pomo de bacacho viendo qué pitos hacemos con el pinche Blog, güey, quieres que me ponga a ver qué pedo con la revolución, no mames, jajajaja... sí, ya sé, ya ves que luego decimos que unas chelitas nomás, y, ¡Bertha!, que sale el pomo... a huevo, si ya fuimos por los hielos y los refrescos, pues ya ni modo, había que pegarle al hígado güey... No, no, no, no, qué bárbaro estos cuates... jajajaja... ¿tons qué pedo con el Pancho Villa, güey?... ¡¿no mames, Pancho Villa fumaba mota?!, ¡órale!, por fin una de la historia que resalta por algo sano, verdad? jajajaja... te lo dijo tu abuelo que es de Durango, no mames... órale, pues ese es buen tema, pero qué loco, la neta no me late que, así, un héroe de la revolución haya sido una mariguano, digo, ¿qué pedo, no?... Peso, bueno... bueno, Peso... estás ahí güey... ¿se cortó?... Pesooo...

Dr. Winston O'Booggie, editor interino de Política & Risa

Pancho y el Emi en la Silla Presidencial


jueves, 11 de noviembre de 2010

El nombre del bueno (primera parte)

Ya se largó, empezaron a circular los rumores de quiénes son los buenos de cada partido para las próximas elecciones a presidente. Todavía falta año y medio, recién, para las candidaturas presidenciales y ya todo mundo habla solamente sobre el tema. Que la inseguridad, que la crisis económica, que la falta de garantías, que la Iglesia; ni madres, de lo único que los periodistas están preocupados es de quién va a ser el bueno en las elecciones del 12.
En la ciudad de Puebla, como en tantas otras capitales mexicanas, las pláticas de la grilla se escuchan en los portales del zócalo. Ahí uno puede escuchar de todo, sobre la política municipal, estatal, nacional, internacional, parroquial, etc. De todo. Y, como se dice de todo, también hay todo tipo de personaje.
Nunca falta el par de columnistas jóvenes, dedicados y honestos. Pero tampoco faltan los vagos-chantas-estafadores que se hacen pasar por corresponsales o periodistas. De todo, y por eso de todo se oye sobre las elecciones presidenciales que todavía están a días luz en tiempos políticos.
Así, la costumbre ya casi centenaria del nombramiento del candidato presidencial ha hecho de todo para adaptarse a los tiempos cambiantes. Lo mismo hicieron los editores de la prensa, quienes ya no sólo pagan lo que sea por saber quién es el bueno del PRI, sino que ahora también para saber el del PAN, el PRD y, ya que estamos, de los otros cuatro o cinco partiduchos que yacen por ahí. Al pagar lo que sea por el nombre del bueno, el riesgo de comprar mentiras siempre existe. Y esto puede suceder en cualquier momento y en cualquier lugar del centro. Como en el café de Profética.
“El bueno es De la Fuente”, dijo uno de los que estábamos en la mesa. “Lo dijo Cansino, no es cualquier güey el bato”.
Resulta que este amigo, Rodrigo, alias el Rockdrigo o el Rock, también es reportero y de lo que se gana el pan de cada día es vendiendo exclusivas a los jefes editores de los periódicos. No muchos le creen al Rockdrigo, ya que muchas veces ha dicho que traía la mera de ocho columnas, pero a la mera hora lo que traía eran puros blufs. Pero ahora parecía seguro de sí y estaba seguro de traer una exclusiva de millones de pesos, porque eso era lo que había dicho él que pedía por la exclusiva.
“Mira, me dijo un cuate que conoce a Cansino que él dijo que De la Fuente es el bueno. Que este año las alianzas fueron un experimento y que, como mal no les fue, van a repetirlo en el 2012”, con la atención que nunca nadie le daba, todos escucharon atentamente al Rock.
“No es para que la anden ventilando por ahí a lo pendejo, ¿me escucharon guüeyes?”, dijo el Rock. “Es para vendérsela a los meros meros y hacer una lana, y como ustedes no saben qué cuate de Cansino dice que él sabe que va a ser De la Fuente, no me pueden chingar”.
“No mames güey, pura pendejada que dices, cabrón”, le dije yo entre las risas de los demás.
“Neta cabrón, te la juro por esta, mira; traigo en nombre del bueno”.
“¿Y cómo sabes, o cómo dice este güey que así va a ser?”, le pregunta otro reportero y fotógrafo.
“¿No estuvo De la Fuente el otro día con Ebrard en el Congreso de la Unión? ¿No estuvo con Calderón? Bueno”, dice irónicamente Rockdrigo. “Además, en el 2005, cuando el PAN no tenía ni la más puta idea de lo que iban a hacer contra el Peje, De la Fuente estaba en la cabeza de Fox y muchos otros, dice mi cuate que dice el maestro”.
“¿Y del resto?”, le pregunto yo, “porque si vas a vender la buena, ahorita tienes que venderles la de varios partidos a la vez, si no vales madres”.
“Ay, jijo, mira: al PRI va Enrique, eso que ni qué, cabrón. Y el Peje se va a inmolar él solito en el PT y a lo mejor Convergencia, pero no creo que esos güeyes sean tan pendejos”.
En eso, entraron a Profética dos de los tres peces más gordos del periodismo poblano, quienes nunca dudan en comprar chismes para venderlos nacionalmente como noticias espectaculares. Ahí estaban estos dos señores.
“Ve güey, ahí está tu chance dorada”, le dije a Rodrigo.
Sin pensarlo, se paró y fue para la barra del café. Encaró a los meseros y les dijo que cualquier cosa que los señores ordenaran corrían por su cuenta y que no los anduviesen interrumpiendo. Aclarado eso con los chavos de la barra que lo miraron raro, ya que Rodrigo nunca traía dinero y más bien siempre andaba diciendo que fulano o sultana le habían pagado la cuenta cuando nadie se había ofrecido para ello, se dirigió a la mesa de los peces gordos.
“Disculpen señores, ustedes no me conocen pero yo los conozco a ustedes y me voy a sentar a platicar de bisnes con ustedes”, les dijo, seguro, el Rock.
Los dos editores no entendieron bien qué estaba pasando, pero intuían de qué se trataba: Rockdrigo queriendo venderles una nota espectacular.
“No, no queremos escucharte ni creemos que traigas nada bueno. La última vez que te compré una nota, cabrón, después no tuve cara para saludar al gober”, le dijo uno de los editores gordos.
“¿Y el nombre del bueno no se les hace antoja como una súper nota?”, dijo Rock.
“De ti nada es bueno, pendejo, y ya lárgate que nos estás haciendo emputar”.
“A ver hijos de su puta madre, va de nuez, a ver si esta vez no son tan pendejos para entender de lo que les hablo”, les dijo el Rock envalentonado.
“Ni madres, pinche mugroso, lárgate”, le dijo enojado y groseramente el güero director del nuevo periódico El Popular.
“Chinga tu madre, pinche indio rascuache, tú te la pierdes”, le dijo sin nervio alguno mi amigo reportero. “Y a ver tú, pinche gordo feo, ¿cuánto me das por los nombres de los buenos?”, le dijo en corto al otro editor.
“Qué vas a tener el nombre de los buenos, si todavía no hay nada, sólo rumores, como los que me llegan de al diario por docenas a la redacción”, le respondió el jefe editor del Sol. “Y de tí, pinche mal educado, no agarro nada, y ahí te va con albur”.
“¿Ah sí? Mira pendejo, no te parto bien tu pinche madre aquí merito porque no se me hincha un pinche huevo, ¿entiendes, hijo de tu chingada puta madre?”, con todo enojo increpó el Rock al director de uno de los periódicos más prestigiosos de la ciudad.
Todo mundo en Profética se quedó inmutado, desconcertados, expectante de lo que estaba pasando entre estos tres personajes, que ya no se sabía si eran periodistas, malandros o teporochos.
“Te lo pregunto una vez más güey: ¿quieres saber quién es el bueno del PRI, del PAN y del PRD?”.
“Eres un pendejo, Peña Nieto ya lo sabemos y el Peje también”, dice el del Popular.
“A ti no te estoy hablando güey, así que chito: te quedas calladito que te ves más bonito. A ver tú güey, ¿quién crees que es el bueno en la Alianza?”, pregunta desafiante el Rock al director del Sol.
“No pues, todavía no se sabe nada de eso”.
“Eso crees tú pendejo, y te estoy diciendo que te traigo el nombre del bueno y que te vas a ganar el premio de periodista del año con esta nota, y te haces pendejo”, le dice Rockdrigo al viejo lobo de mar del Sol.
“No, pues no me interesa nada de ti”.
“Conste que se las ofrecí… van a ver que me hincho de lana, pinches codos”, les dijo el Rock mientras se dirigía hacia el baño del lugar.   
(Continuará)