domingo, 30 de septiembre de 2012

Cristina y la cátedra del argentino medio y barato: retrato de un peronista + K.


Las conferencias de Cristina en dos universidades de Estados Unidos llamaron la atención. El periodismo de investigación no se lo perdió, el independiente y el militante tampoco. ¿Cómo se lo iba a perder el de humor?

“Dale boludo, preguntale vos que a mi no me sale hablar en público”, le dice un argentino que estudia medicina en Harvard becado por el Rotary Club a otro que quién sabe como llegó a la conferencia.

“No, si hablo yo me voy a deschavar”, le contesta el otro. Resulta que era un infiltrado de una corporación mediática del demonio.

“¿Por qué, cuál es el problema?”, le dice este estudiante de medicina oriundo de Corrientes, primo del Chaqueño Palavechino.

“Sí sos boludo, eh”, dice el infiltrado moviendo la cabeza en gesto negativo. “Vos decile que desde acá lo que parece es que Argentina se está yendo al carajo”.

“Bueno, le puedo decir que se está cayendo del mapa”. Eso le constaba al correntino que recién conoció un iPhone al llegar a los EEUU.

“Como quieras. Lo que los argentinos quieren escuchar y entender, bueno, en realidad no quieren entender nada, lo que el público quiere es verle la cara de falluta, cuando diga que hizo su fortuna de manera honesta. La gente quiere verle la cara y cagarse de risa, porque ¿cómo puede ser que una mina de clase media, que se ha dedicado toda su vida a la conducción política, ahora resulta que es de las personas más ricas del país, con propiedades por todos lados e hijos que no saben qué es trabajar?”, despacha el colado antes de la conferencia de Cristina.

Ya en la conferencia, cuando esta mujer con varias operaciones en la cara salió a contestar preguntas, claro que el correntino no pudo hablar o no se animó, y el otro no se quiso dar a conocer. Pero otras personas sí preguntaron, dando cuenta de que Cristina es una altanera intolerante. Además, como vieron los que fueron a la conferencia y me pasaron el parte, Cristina demostró que tiene una cultura bastante mediocre y que de inteligencia emocional conoce poco. “Bueno, de inteligencia mejor no hablar”, dijo uno de los colegas.

Los burócratas que acompañaron a Cris al viaje tampoco son una perita en dulce. Por ejemplo, el canciller tendrá mucho apellido alemán, pero es un pedazo de salame. ¿Qué hace asintiendo con la cabeza los insultos al país huésped que hace la presidente? ¿Está loco? Timermann representa la diplomacia argentina. Bueno, hay gente que dice que la representa muy bien, así como Cristina representa muy bien a los negros de la Matanza que, según su parecer, no están a la altura de los de Harvard. En fin, esta mujer está re-loca y el que no crea que Argentina esté pálida, que se fije en la cantidad de maquillaje que se pone Cristina para parecer un poco más guapa y pararse como una argentina más ante las cámaras del mundo. 

sábado, 22 de septiembre de 2012

El día de la primavera

El 21 de septiembre es el día del año que marca un cambio de estación climatológica. En el norte es el día del calendario que de verano pasamos a otoño. En el sur el día que termina el invierno y empieza la primavera. Además, en el sur, en Argentina donde las cuatro estaciones están bien marcadas, es el día del estudiante. Magnífica coincidencia: jóvenes igual a primavera, primavera igual a libertad.
En Argentina, el 21 de septiembre no hay clases. Que mal cae cuando es en fin de semana, porque si es un día de la semana las escuelas primarias y secundarias no tienen clases. Las universidades no sé, pero me late que tampoco. Por eso, ese día los chicos y las chicas, en vez de ir a la escuela, se juntan para hacer un pic-nic en algún parque de la ciudad. Si no es en un espacio público, y eso pasa muchas veces, se juntan y van a la quinta de alguno cuyo padre no tiene pedo en treparlos a la camioneta y llevarse a los 20 compañeritos que, bueno, ya a los 16 les gusta ponerse hasta el queque.
Cuando todavía no toman alcohol, los chicos van al parque que sea y se ponen a jugar al futbol, al rugby, al voley o a lo que sea, a las cartas, a tocar la guitarra, a mirar a las chicas que les gustan y todo eso. Cuando ya hay bebidas alcoholizantes de por medio, la cosa cambia. Ni hablar si hay mariguana.
Los chicos se juntan temprano, más temprano que cuando tienen que ir a clases. Van al supermercado y se compran los víveres del día de campo. Hay quienes se llevan su sándwiches ya hechos y están los que se compran pan, fiambre y queso para hacerse unos. Los más rifados, y ahí están los flacos federicos, prefieren comprar una caja de hamburguesas para hacer unas a la parrilla. Pero eso pasa de moda cuando lo que importa es comprar cuanta cerveza y vino se pueda. Y bueno, el día de la primavera es el día de la libertad.
Pero ese cuento es de tiempos pasados y las nuevas generaciones quizá hayan cambiado un poco esas costumbres. Seguro no tanto, porque la mariguana y el alcohol siempre estarán, pero indudablemente algo habrán cambiado. Ahora toman cerveza, toman vino, alcohol en general, y también toman escuelas.